
Vasija de Barro
“En un mundo de plástico y ruido quiero ser de barro y silencio”
– Eduardo Galeano


EL BARRO
El espacio donde funciona la escuela itinerante “El Vergel” es un taller de arte y cerámica. Este lugar nos inspira a iniciar una investigación con la arcilla como material conductor.
Permitiéndonos explorar y observar el barro entre barbotinas de varios colores, nos dimos cuenta como nos invita la arcilla a dejar rastros de nuestra presencia, a dialogar y conectarnos con ausencias, encontrándonos íntimamente con el barro para construir memorias.

Trabajamos a partir de la esfera, explorando su forma y transformaciones. Nuestras manos – casi intuitivamente – van aplastando la arcilla y poco a poco creamos cuencos.

CUENCO COMO CONTENEDOR DE MEMORIAS
El barro nos permite indagar desde su forma invitándonos a narrar historias mientras creamos el cuenco.



Creamos memorias a partir de la idea de cuenco como contenedor y creador de historias. ¿Qué nos cuentan los cuencos? ¿Cuál es su lenguaje?
Iniciamos un diálogo gráfico literario para comunicar y transmitir narrativamente las historias. Cuidadosamente y usando la barbotina creamos símbolos que nos permiten narrar nuestras historias de una forma diferente. Largos trazos se encuentran con círculos y lineas que asemejan a la escritura pero al mismo tiempo la traicionan. Creamos diarios donde compartimos vivencias, ideas y bocetos.













MEMORIAS
ORALES

La simbología creada toma nuevos significados y gana fuerza colectiva al ser narrados oralmente y expuestos en el colectivo del jardín

Múltiples historias emergen y poco a poco van dando forma a nuestra memoria colectiva. Así inauguramos una diarioteca de barro.
Los diarios son contenedores de historias creadas a partir de eventos que han marcado nuestra exploraciones y están conectados culturalmente con nuestras tradiciones. Esta práctica moldea encuentros donde se genera la escucha, el cuestionamiento, el diálogo.
Al intercambiar ideas y pensamientos, el jardín se hace un espacio donde una diversidad de entendimientos y voces se encuentran y crean una historia común.




BARRO COMO CONDUCTOR DE MUERTE
¿Cómo les enterraban a los antepasados? – Tomás
Si se enterraban en vasijas de barro entonces tendrían que construer unas gigantes – Gustavo
Involucrados aún más en la tradición Andina, surgen diálogos sobre el día de los difuntos en conexión con la canción “Vasija de barro”.
El barro hecho vasija se convierte en contenedor de muerte.

CREANDO
NUESTRAS
VASIJAS

Cultivamos espacios de diálogo que se entrelazan con la elaboración de vasijas de barro. Historias, barro y manos se entremezclan con el ritmo de “La Vasija de Barro”, mientras escuchamos su letra una y otra vez. La canción se convierte en una invitación a comprometerse con la muerte como parte de la vida.
Nosotros, como maestros, navegamos por las tensiones e incluso la vulnerabilidad que sentimos cuando los niños quieren profundizar las conversaciones sobre la muerte.







Yo tendría mucho frío y miedo dentro de la vasija de barro.
-Ma. Victoria



¿Cuánto tardarían en construir una vasija de barro para enterrar un humano?
– Mateo



Ceremonia del fuego



Nos permitimos compartir y expresar nuestros sentires y opiniones sobre la muerte, los entierros, el morir. Aprendemos de los antepasados y sus rituales de despedida donde la tierra/barro era parte importante de la vida y la muerte.





Los diálogos y cuestionamientos sobre la muerte nos involucran cada vez más con nuestros antepasados y sus costumbres de despedida de la vida terrenal.
Con un acto simbólico, acompañamos al fuego, un elemento sagrado para nuestras culturas ancestrales.
El fuego transforma.
Acompañamos y alimentamos al fuego con una serenata…


Si formamos una orquesta, alimentaremos más al fuego y así las vasijas se quemarán más rápido. – Tomás
CONEXIONES INESPERADAS
Cartas de la colmena el Tejar
Mientras el jardín El Vergel se encuentra en medio de estas conversaciones, en el jardín El Tejar un polluelo muere inesperadamente. Este evento provoca un nuevo diálogo entre estos jardines. Los niños del del Tejar escriben una carta a los niños del jardín de El Vergel pidiendo una vasija de barro para enterrar al polluelo.



La carta:
Amigos de la Colmena El Vergel:
Queremos pedirles que nos ayuden haciendo una vasija de arcilla para poder enterrarle a un pollito que estaba enfermo y se murió. Les envío los dibujos y las historias que mis niños quieren contarles de lo que pasó con el pollito. Les mando un abrazo enorme lleno de cariño.
Tía Kari, Colmena el Tejar
Martín: El pollito se enfermó y su mamá le tuvo que dejar solo para que los otros no se enfermen. Nosotros hicimos lo necesario, le amarramos y le cuidamos pero el pollito se murió. Nosotros le extrañamos mucho al pollito.
Victoria May: El pollito se enfermó y se murió. Intenté darle maíz y agua pero no comió porque estaba muy débil.
La mamá gallina le dejó atrás al pollito enfermo porque no quería que los otros también se contagien.
Le pusimos en el nido y tratamos de darle agua y maíz. Fuimos sus doctores por un rato pero el virus fue más fuerte. Se murió abajo del árbol en el nido.
José María: Se enfermó el pollito y tratamos de salvarle pero no pudimos porque no tomaba agua y no podía poner el pico en el agua, era muy pequeño.
Agustín: Nuestro pollito está enfermo y luego se murió. Le pusimos hojas y plumas en el nido para taparle porque tenía mucho frío. Ahora queremos enterrarle para que se vaya al cielo y lees pedimos que nos hagan una caja para el pollito.



Debatimos en comunidad los diseños de las vasijas para el pollito. Lxs niñxs comparten las ideas diseñadas




Colectivamente
creamos la vasija
Siguiendo el diseño colectivo elegido, dedicamos varios días a dar forma a la vasija de barro. Varias manos se juntan para dar forma al recipiente circular. Los niños moldean cuidadosamente la arcilla en vasija, conscientes de su significado como soporte de un cuerpo que ya no está vivo. El recipiente incorpora rasgos que se asemejan al polluelo muerto: un pico, delicadas plumas en los costados y dos animados ojos diminutos






que tome agua. – Luciana

CORRES–
PONDENCIA CON EL TEJAR

Conmovidos por la muerte del pollito, surgen nuevas preguntas e inquietudes después de la entrega de la vasija.




Mi cuenco va a tener forma de conejo y muchas plantas dentro.
-Tomás

Mi maceta va a contener la vida de un árbol de capulí. – Gustavo


La mía va a tener vida de muchas flores. -Ma. Victoria



En mí maceta crecerán muchas plantitas.
– Manuela

Provocados por las sugerencias que Gustavo nos comparte, lxs niñxs transforman la idea de la vasija de barro como recipiente para la muerte en una vasija de barro como recipiente para la vida.

Nuevas preguntas e inquietudes surgen.

Voy a sembrar
fréjol bola.
-Mateo


Mi cuenco va a tener una planta y un caballo del diablo dentro.
-Emilio
Necesitamos poner las semillas en agua para que le salgan patitas y después sembrarlas.
-Luciana


Unos días después, enviamos la vasija acompañada de la carta al jardín El Tejar.


“Después de la
muerte, hay vida”




Nos convertimos en testigos de la vida que emerge de los contenedores y nos sentimos asombrados al ser testigos de la circularidad de la vida.



