Proyecto

La Escuela Itinerante Para Tiempos Virales

La escuela itinerante nace de la necesidad de reconsiderar la educación durante la pandemia de COVID-19 como una oportunidad; casi como si fuera un portal que se abre y posibilita un tiempo para que experimentemos una escuela diferente.

Si bien la mayoría de las respuestas educativas a la pandemia se han enmarcado dentro de la eficacia de la enseñanza en línea y las exigencias de acceso a las tecnologías necesarias, en el Nivel Inicial del Campus Ciudad de los Niños de la Unidad Educativa Santana (desde preescolar hasta el primero de básica) estas respuestas corrían el riesgo de evitar acercarnos a necesarios cuestionamientos sobre el papel de la educación en la (re) creación de un contexto post- pandémico que cultiva nuevas condiciones de transformación. Ubicada en Cuenca, en los Andes ecuatorianos y experimentando con pedagogías de mundos comunes desde 2017, El Campus Ciudad de los Niños, sintió una necesidad urgente de identificar respuestas creativas y específicas del lugar, para apoyar formas de vivir que sean transformadoras y aporten a la creación de mundos.

La escuela itinerante no busca sustituir a la escuela tradicional, ni tampoco ser una escuela redentora (como las escuelas naturalistas). Es una escuela creada para y en tiempos virales: responde a las condiciones en las que actualmente vivimos. La escuela itinerante está localizada en los jardines de los hogares de distintos vecindarios alrededor de la ciudad. Aproximadamente, de 5 a 7 niñxs y 2 educadores se reúnen tres veces a la semana, para co-crear un currículo que responda las contingencias de su jardín designado. Cuando el COVID-19 arriesga la convivencia de quienes están conectados a este jardín, se ponen en marcha “las canastas errantes” hasta que los niñxs, y educadores puedan regresar al jardín.

Al referirnos a estos tiempos como una oportunidad, no queremos borrar los grandes momentos de sufrimiento y dificultad que la pandemia nos ha traído, sino acercarnos a las enseñanzas que— inevitablemente— este tiempo nos trae.

Al relacionarnos con la pandemia como una oportunidad nos preguntamos: ¿una oportunidad para qué?

Esta pregunta nos lleva a esbozar las siguientes orientaciones pedagógicas:

  • La escuela itinerante crea un espacio de reunión y convivencia que propone experiencias enfocadas a tejer vínculos y relaciones entre lxs niñxs y el lugar en el que se reúnen. Al mismo tiempo que viven y sienten las dificultades y consecuencias del distanciamiento, de la inhibición de expresiones de afecto y el control de todo aquello que propicia encuentros inesperados.
  • La escuela itinerante abraza a lxs niñxs, en acciones y procesos educativos complejos con múltiples expresiones. Estos procesos son creados cuidando todo aquello que emerge en el encuentro.
  • La escuela itinerante se relaciona con las dificultades que el virus nos presenta. Parte de la idea de que lxs niñxs perciben y sienten el estado de excepción en el que vivimos, y son capaces colectivamente de darle sentido. Ellos pueden responder a las difíciles situaciones que surgen y nos pueden ayudar a darles sentidos impensados. Considerando esto, la escuela junto con lxs niñxs, educadores y familias, generan respuestas creativas en la cotidianidad y en las capacidades conjuntas de adultos y niñxs para pensar en y con las situaciones que surgen en el día a día.
  • La escuela itinerante considera a lxs niñxs como participantes activos de una comunidad que, a través de procesos pedagógicos basados en las artes, mantiene y nutre sus lazos sociales, al mismo tiempo que fomenta condiciones para crear nuevos entramados afectivos y vínculos relacionales, por ejemplo, con el espacio donde lxs niñxs se reúnen, con lo que les rodea, con las historias que se crean y con los protagonistas de estas historias.
  • La escuela itinerante hila un currículum que responde a la necesidad del presente. Necesitamos una escuela para tiempos virales que responda al deseo de lxs niñxs de encontrarse con otros, de compartir curiosidades, de jugar a través de la creación de gestos mutuos, de expresar sus preguntas e inquietudes y de inventar ideas que alguien podría denominar como ridículas o infantiles, pero que valoramos afirmativamente por expresar pensamientos y mundos alternativos.
  • La escuela itinerante apoya a las familias para recrear y repensar sus roles durante tiempos de pandemia, para pensar juntos cómo ser padres o madres que cuidan y proveen a sus hijxs, así como también experimentan otros roles posibles como, por ejemplo, el de ser compañeros de curiosidades, co-creadores de ideas e inventores de juegos.